Un año inusual e histórico, 1990, es rememorado por su sol radiante excepcional. Casi 2100 horas de luz bañaron las viñas, un récord en 30 años. En el transcurso de un verano aparentemente sin fin, los rayos cálidos intensificaron de forma suave pero constante los colores y aromas de las uvas hasta alcanzar su máxima madurez. El sol envolvente confirió a la cosecha de champán las cualidades únicas y especiales que la han convertido en la magnífica creación que es hoy. El año comenzó con un invierno cálido y húmedo —no visto en la región desde 1966— y la primavera llegó a finales de febrero. Los primeros signos del verano también llegaron pronto, haciéndose sentir durante el mes de marzo, cuando el calor suave hizo que los brotes se abrieran casi un mes antes de lo habitual. Después, 12.000 hectáreas de vides soportaron dos heladas de primavera, los días 5 y 19 de abril de 1990.
La floración tuvo lugar en la primera mitad de junio, durante un período ligeramente más fresco, que trajo consigo algo de "coulure" y "millerandage" (corrimiento) en las viñas que se retrasaron con respecto al resto. En julio, la climatología de verano se asentó en toda la región. Aunque la temperatura y la lluvia fueron normales para esta época, el nivel de sol fue, por supuesto, notable, y hacía presagiar el brillante futuro de esta cosecha. A medida que se acercaba la vendimia, los niveles de azúcar subieron rápidamente, mientras que la acidez se mantuvo en buenos niveles.
La recogida comenzó en la 2.ª semana de septiembre para la uva Chardonnay y la semana siguiente para la Pinot Noir. Los mostos estuvieron notablemente bien equilibrados, con niveles medios de azúcar de más de 10,5 g/l y una acidez de 8 g/l. Con la excepción de algunas uvas de Chardonnay afectadas por la botritis, la calidad de las tres variedades fue sobresaliente en su totalidad: un final radiante para este año luminoso. La mezcla insignia de La Grande Dame 1990 proviene de ocho viñedos Grand Cru, que se cuentan entre los más prestigiosos de Champaña. Está dominada por Pinot Noir, que supone cerca del 61%. Estas uvas proceden de Aÿ, en Grande Vallée de la Marne, y Verzenay, Verzy, Ambonnay y Bouzy, en Montagne de Reims. La porción de Chardonnay, del 39%, se cosechó de viñas de los Grands Crus de Avize, Oger y Mesnil-sur-Oger, en Côte des Blancs.